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vimboq.xzoxwcdjvluojezrrhbukurcvcwsstruc, raque yo sea ultrajado y aniquilado, p
ero que en un instante, en un ser, tu enorme biblioteca se justifique. afirman l
os impos que el disparate es normal en la biblioteca y que lo razonable y aun la
 humilde y pura coherencia es una casi milagrosa excepcin. hablan lo s de la bib
lioteca febril, cuyos azarosos volmenes corren el incesante albur de cambiarse e
n otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo confunden como una divinidad que d
elira. esas palabras que no slo denuncian el desorden sino que lo ejemplifican t
ambin, notoriamente prueban su gusto psimo y su desesperada ignorancia. en efect
o, la biblioteca incluye todas las estructuras verbales, todas las variaciones q
ue permiten los veinticinco smbolos ortogrficos, pero no un solo disparate absol
uto. intil observar que el mejor volumen de los muchos hexgonos que administro s
e titula trueno peinado, y otro el calambre de yeso y otro axaxaxas mlo. esas pr
oposiciones, a primera vista incoherentes, sin duda son capaces de una justifica
cin criptogrfica o alegrica esa justificacin es verbal y, ex hypothesi, ya figur
a en la biblioteca. no puedo combinar unos caracteres dhcmrlchtdj que la divina 
biblioteca no haya previsto y que en alguna de sus lenguas secretas no encierren
 un terrible sentido. nadie puede articular una slaba que no est llena de ternur
as y de temores que no sea en alguno de esos lenguajes el nombre poderoso de un 
dios. hablar es incurrir en tautologas. esta epstola intil y palabrera ya existe
 en uno de los treinta volmenes de los cinco anaqueles de uno de los incontables
 hexgonos, y tambin su refutacin. un nmero n de lenguajes posibles usa el mismo 
vocabulario en algunos, el smbolo biblioteca admite la correcta definicin ubicuo
 y perdurable sistema de galeras hexagonales, pero biblioteca es pan o pirmide o
 cualquier otra cosa, y las siete palabras que la definen tienen otro valor. t, 
que me lees, ests seguro de entender mi lenguaje. la escritura metdica me distra
e de la presente condicin de los hombres. la certidumbre de que todo est escrito
 nos anula o nos afantasma. yo conozco distritos en que los jvenes se prosternan
 ante los libros y besan con barbarie las pginas, pero no saben descifrar una so
la letra. las epidemias, las discordias herticas, las peregrinaciones que inevit
ablemente degeneran en bandolerismo, han diezmado la poblacin. creo haber mencio
nado los suicidios, cada ao ms frecuentes. quiz me engaen la vejez y el temor, p
ero sospecho que la especie humana  la nica  est por extinguirse y que la biblio
teca perdurar iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmvil, armada de vo
lmenes preciosos, intil, incorruptible, secreta. acabo de escribir infinita. no 
he interpolado ese adjetivo por una costumbre retrica digo que no es ilgico pens
ar que el mundo es infinito. quienes lo juzgan limitado, postulan que en lugares
 remotos los corredores y escaleras y hexgonos pueden inconcebiblemente cesar, l
o cual es absurdo. quienes la imaginan sin lmites, olvidan que los tiene el nmer
o posible de libros. yo me atrevo a insinuar esta solucin del antiguo problema l
a biblioteca es ilimitada y peridica.i tm bunsfxtkqagtsgrazclzficokhudqjfovfmh l

 

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