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el hombre, el imperfecto bibliotecario, puede ser obra del azar o de los demiurg
os malvolos el universo, con su elegante dotacin de anaqueles, de tomos enigmtic
os, de infatigables escaleras para el viajero y de letrinas para el bibliotecari
o sentado, slo puede ser obra de un dios. para percibir la distancia que hay ent
re lo divino y lo humano, basta comparar estos rudos smbolos trmulos que mi fali
ble mano garabatea en la tapa de un libro, con las letras orgnicas del interior 
puntuales, delicadas, negrsimas, inimitablemente simtricas. el segundo el nmero 
de smbolos ortogrficos es veinticinco. esa comprobacin permiti, hace trescientos
 aos, formular una teora general de la biblioteca y resolver satisfactoriamente 
el problema que ninguna conjetura haba descifrado la naturaleza informe y catica
 de casi todos los libros. uno, que mi padre vio en un hexgono del circuito quin
ce noventa y cuatro, constaba de las letras mcv perversamente repetidas desde el
 rengln primero hasta el ltimo. otro muy consultado en esta zona es un mero labe
rinto de letras, pero la pgina penltima dice oh tiempo tus pirmides. ya se sabe 
por una lnea razonable o una recta noticia hay leguas de insensatas cacofonas, d
e frragos verbales y de incoherencias. yo s de una regin cerril cuyos biblioteca
rios repudian la supersticiosa y vana costumbre de buscar sentido en los libros 
y la equiparan a la de buscarlo en los sueos o en las lneas caticas de la mano..
. admiten que los inventores de la escritura imitaron los veinticinco smbolos na
turales, pero sostienen que esa aplicacin es casual y que los libros nada signif
ican en s. ese dictamen, ya veremos no es del todo falaz. durante mucho tiempo s
e crey que esos libros impenetrables correspondan a lenguas pretritas o remotas.
 es verdad que los hombres ms antiguos, los primeros bibliotecarios, usaban un l
enguaje asaz diferente del que hablamos ahora es verdad que unas millas a la der
echa la lengua es dialectal y que noventa pisos ms arriba, es incomprensible. to
do eso, lo repito, es verdad, pero cuatrocientas diez pginas de inalterables mcv
 no pueden corresponder a ningn idioma, por dialectal o rudimentario que sea. al
gunos insinuaron que cada letra poda influir en la subsiguiente y que el valor d
e mcv en la tercera lnea de la pgina  no era el que puede tener la misma serie e
n otra posicin de otra pgina, pero esa vaga tesis no prosper. otros pensaron en 
criptografas universalmente esa conjetura ha sido aceptada, aunque no en el sent
ido en que la formularon sus inventores. hace quinientos aos, el jefe de un hexg
ono superior dio con un libro tan confuso como los otros, pero que tena casi dos
 hojas de lneas homogneas. mostr su hallazgo a un descifrador ambulante, que le 
dijo que estaban redactadas en portugus otros le dijeron que en yiddish. antes d
e un siglo pudo establecerse el idioma un dialecto samoyedolituano del guaran, c
on inflexiones de rabe clsico. tambin se descifr el contenido nociones de anlisi
s combinatorio, ilustradas por ejemplos de variaciones con repeticion ilimitada.
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